El problema de encontrar empleados no se limita a los transportistas alemanes, polacos y británicos. También se puede ver en la industria del transporte española, que es uno de los líderes en Europa. Sin embargo, ¿se trata de la falta de personas con licencias apropiadas o de las malas condiciones de empleo?
Según los datos de la Dirección General de Tráfico Vial en España (DGT), en 2017, cerca de 253.000 conductores tenían una licencia de conducir de categoría C y C+E. Casi 32 mil de ellos tenían entre 60 y 64 años de edad, 40 mil pertenecían al grupo de edad de 55 a 59 años, y unos 42 mil tenían entre 50 y 54 años. En total, el 72 por ciento de los conductores son personas mayores de 50 años. La demografía, por lo tanto, trabaja en desventaja de la industria. Debido a la falta de voluntarios entre los jóvenes o las condiciones de trabajo inadecuadas, los transportistas tienen cada vez más problemas para cubrir las vacantes.
Parte de la flota española está parada
Los problemas de los transportistas españoles pueden calcularse por mucho tiempo: redirecciones obligatorias a autopistas, precios de combustible, camiones de 44 toneladas, alianza de carreteras – admite Carmelo González, presidente del Comité Nacional de Transporte por Carretera (CNTC) en una entrevista con la revista “Todotransporte”. Sin embargo, el problema más grave de la industria del transporte en España es, según el jefe del CNTC, la alarmante falta de conductores de camiones.
González enfatiza al mismo tiempo que la escasez de personal en la industria no es solo debido a la cantidad de los salarios, sino el riesgo de trabajar detrás del volante y las oportunidades limitadas para conciliar la vida familiar y profesional.
Lo primero que preguntan los candidatos no es sobre el pago, pero sobre las condiciones de trabajo. Quieren estar casi todas las noches en sus casas – agrega.
Las palabras de González son confirmadas por el secretario general de la Federación de Transportes de Zaragoza (Fetraz), Fernando Viñas.
Es difícil encontrar conductores para rutas más largas que requieran alojamiento fuera del hogar. La gente prefiere ganar menos para conciliar el trabajo y la vida familiar, dice Viñas.
De acuerdo con los datos proporcionados por la Fetraz, el salario bruto anual de un camionero de Zaragoza es de aproximadamente 20.1 miles de euros por año, y con las dietas superan los 30.000 euros. Las horas adicionales y la disponibilidad aumentan la remuneración en otros 4-5 miles de euros.
El jefe del CNTC admite que, debido a la falta de camioneros, una parte de la flota española está parada.
Es difícil evaluar el porcentaje exacto porque las empresas se muestran renuentes a revelar cuántos camiones quedan parados. Sin embargo, estos son números crecientes. Hay transportes que las empresas no realizan, o realizan con retrasos debido a la falta de personal. Esto, a su vez, es motivo de preocupación no solo para los transportistas, sino también para los remitentes y, al mismo tiempo, un incentivo para que busquen juntos una solución para este problema, agrega.
¿Cómo luchar contra la falta de conductores?
La solución está en las manos de todos. Los cargadores deben saber que un camión no es un almacén con ruedas y que deben preocuparse con lugares adecuados donde los conductores pueden esperar por la carga o descarga. Se necesitan iniciativas para hacer que la profesión sea atractiva y alentar a los jóvenes a adquirir calificaciones, dice González.
En España, los empresarios intentan buscar conductores extranjeros, por ejemplo, de Senegal, aunque no saben español.
Según el jefe del CNTC, hay que pensar en acuerdos de cooperación con países como Argentina y Venezuela, cuya situación económica es difícil. De esta forma, se podría eliminar el problema de la barrera del lenguaje.
Empresas españolas pagan por las licencias
Los transportistas de España están buscando maneras de atraer empleados. Por ejemplo, las empresas de la comunidad autónoma de Aragón están buscando conductores de camión a través de la agencia gubernamental de empleo (INAEM).
No sería sorprendente si no fuera por el hecho de que los candidatos no tienen que tener licencias para conducir camiones. La única condición que se debe cumplir es estar de acuerdo en concluir un acuerdo con el empleador y realizar el transporte internacional para ello. A cambio, la empresa se compromete a sufragar los costes de adquisición de las licencias pertinentes. El candidato solo tendrá que pagar los exámenes (unos 100 euros).
Actividades similares fueron emprendidas por empresarios españoles de la ciudad de Burgos. Las organizaciones de empresarios se han unido al programa de la Agencia Regional de Empleo, cuyo objetivo es hacer que el trabajo en la profesión de conductor sea más atractivo. Como enfatizan los medios locales, la falta de conductores, tanto de camiones como autobuses, es casi inexplicable en vista de la alta tasa de desempleo entre los jóvenes españoles. Solo en Burgos, faltan 400 conductores y 1,5 mil en toda Castilla y León
Por lo tanto, los empresarios acordaron pagar a los futuros empleados los costos en que incurrieron para adquirir las licencias para trabajar en la profesión. Dependiendo de las licencias anteriores, oscilan entre 400 y 1,8 mil euros. Los empleadores reembolsarán a los empleados 100 euros al mes, que se pagarán como adicional al salario. Sin embargo, si el conductor deja su trabajo antes de recibir la cantidad total gastada en la capacitación, la parte restante del dinero se perderá.
¿Más desempleados que vacantes?
Durante la última reunión de la Unión Europea de Transporte por Carretera (UETR), se planteó el problema de la preocupante falta de conductores en España. Según la organización, faltan 13.000 camioneros en España. Es sorprendente, sin embargo, que hay más de 22.000 personas con licencia para conducir vehículos en el registro de la Oficina Nacional del Trabajo y que están buscando un trabajo.
Los motivos de esta situación son vistos por la UETR en el bajo atractivo de la profesión, la inseguridad y en una remuneración demasiado baja. En este sentido, la UETR pide a las instituciones europeas y nacionales que tomen medidas para remediar el deterioro de la situación de la industria. De lo contrario, afectará negativamente el funcionamiento de otros sectores de la economía de la UE.
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