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El robo afecta a la mitad de las empresas de transporte. Revelaciones inquietantes en un nuevo estudio

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Las preocupaciones por la seguridad continúan en aumento en el transporte por carretera en España, después de que un reciente estudio revelara que uno de cada dos transportistas ha sufrido un robo en los últimos cinco años.

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Más de la mitad de las empresas españolas del sector han sido víctimas de robos que afectaron al vehículo o a la carga, según los nuevos datos publicados por Continental y Fenadismer. Los resultados forman parte de la tercera edición del Estudio sobre la Situación Actual del Transporte por Carretera, presentado esta semana en Madrid y basado en las respuestas de más de 750 operadores.

La inseguridad, la principal preocupación

El informe señala que el 52% de los transportistas españoles asegura haber sufrido robos en los últimos años, ya sea del camión o de la mercancía. Fenadismer destaca que este nivel de exposición refleja la creciente vulnerabilidad del sector, especialmente en determinadas rutas y en áreas de estacionamiento sin protección.

Los operadores también reportan un aumento de los intentos de robo y de las intrusiones en vehículos, una problemática que se ha intensificado recientemente.

Digitalización insuficiente

El estudio evidencia además que los avances en digitalización siguen siendo limitados. Muchas empresas continúan utilizando procesos manuales para la documentación, la planificación y la comunicación. Los encuestados señalan que los sistemas fragmentados y la carga administrativa dificultan una adopción más amplia de herramientas digitales.

Fenadismer advierte que la falta de digitalización podría comprometer la productividad y resiliencia del sector en un contexto de nuevas exigencias normativas y del mercado.

Los vehículos de 44 toneladas, un tema que genera inquietud

Otro punto de debate entre los encuestados es la posible introducción en España de vehículos de 44 toneladas, una propuesta discutida desde hace años. Los transportistas expresan preocupación por la presión competitiva, los costes de inversión y el impacto potencial sobre la seguridad vial y las infraestructuras.

Los representantes del sector insisten en que cualquier avance hacia los 44 toneladas debe ir acompañado de reglas armonizadas y medidas de apoyo, con el fin de no perjudicar a los operadores más pequeños.

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