El brote, el primero registrado en España en 31 años, ha encendido todas las alarmas en el sector porcino. Pero también ha provocado un conflicto institucional inesperado debido a unas declaraciones que, según Fenadismer, han sido “precipitadas, infundadas y profundamente injustas”.
Un brote atípico que no encaja con las cepas europeas actuales
La Peste Porcina Africana circula desde hace años por gran parte del Este de Europa y, de forma esporádica, en algunos países occidentales. Sin embargo, los análisis realizados por el Ministerio de Agricultura indican que el virus detectado en Cataluña no coincide con ninguna de las variantes presentes actualmente en los Estados miembros.
Este dato, clave para reconstruir la cadena de transmisión, desmonta las primeras hipótesis lanzadas por el conseller de Agricultura catalán, Òscar Ordeig, que el 1 de diciembre insinuó que el contagio podría proceder de “un embutido o un bocadillo contaminado tirado por un transportista”.
Una acusación rápida… y sin fundamento
Según el conseller, la “probabilidad” de que la enfermedad hubiera llegado “por carretera” era elevada, apoyándose en que la zona afectada es de paso habitual para vehículos pesados. Para el sector, estas valoraciones fueron tan sorprendentes como injustificadas.
Fenadismer recuerda que no existía ninguna evidencia que respaldara esta teoría del “bocadillo contaminado”, y califica las palabras del conseller como impropias de un responsable institucional de primer nivel. La federación lamenta, además, que se criminalice de nuevo a los transportistas pese a su cumplimiento estricto de los protocolos sanitarios.
¿Por qué responsabilizar al transporte sin una sola prueba? ¿Acaso por la AP-7 no circulan miles de vehículos particulares procedentes de toda la Unión Europea?”, cuestiona la organización.
La investigación oficial cambia el escenario
El informe emitido por el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA-INIA) de Valdeolmos, laboratorio de referencia de la Unión Europea, ha introducido un giro decisivo: el virus pertenece a un grupo genético distinto de los que circulan en la UE, por lo que existe la posibilidad de que su origen esté relacionado con una instalación de confinamiento biológico.
La hipótesis apunta directamente hacia el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), organismo público de la Generalitat de Cataluña, cuyo centro se encuentra próximo al lugar donde apareció el foco. Paradójicamente, su presidente es el propio conseller Ordeig.
Estas conclusiones preliminares dejan sin sustento las acusaciones iniciales y refuerzan la petición de Fenadismer de una disculpa pública.
Los transportistas exigen rectificación inmediata
La federación pide que el conseller retire sus afirmaciones y reconozca el daño causado al sector. Para Fenadismer , acusar sin pruebas no solo perjudica la imagen de los profesionales del transporte, sino que además distrae la atención de la investigación real en un momento crítico para la industria porcina española.
El transporte de animales por carretera —recuerda la organización— está sometido a controles administrativos y sanitarios muy estrictos, entre ellos la limpieza y desinfección obligatoria de los vehículos tras cada descarga, precisamente para evitar la propagación de enfermedades.
En un contexto tan delicado, con un brote inesperado tras más de tres décadas sin casos, Fenadismer insiste en que la prudencia y el rigor son esenciales, y exige al conseller que asuma su responsabilidad y pida perdón públicamente al colectivo.








